¿Qué hago si estoy
casada y siento atracción por otro hombre?
Este es uno de esos temas de los que
normalmente evitamos hablar, sin embargo, como nuestro corazón es engañoso, es
un tema del que no solamente debemos hablar, sino también del que debemos
prepararnos para cuando ocurra.
Nota que no dije si ocurre
sino cuando ocurra. Nosotras somos
pecadoras, y nuestros pensamientos son pecaminosos. Si
combinamos esto con nuestros corazones engañosos y el hecho de que vivimos en
un mundo caído, tendremos una receta segura para la derrota. A menos que
el Espíritu Santo more en nosotras, y el amor que tengamos por Cristo sea
mayor que el amor que tenemos por cualquier otro.
Desde Génesis 2:24 vemos
como Dios nos dice que los casados se convierten en una sola carne. Luego Marcos 10:9 nos dice
lo siguiente: “Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe”. Al
casarnos, estamos haciendo un pacto, no solamente con nuestro esposo sino con
Dios mismo. Efesios 5:31-32 nos
muestra la asombrosa verdad de que ¡el propósito del matrimonio es que
representemos el pacto irrompible de amor que Cristo hizo con su Iglesia!
Debemos, entonces, hacer todo lo que esté en nuestras manos para guardar ese
pacto, nuestro voto es “hasta que la muerte nos separe”. Lo que mantiene
nuestro matrimonio puro no es el amor que tenemos por nuestros esposos, sino el
pacto que hicimos con Dios.
Alertas a la tentación
No solamente vivimos en un mundo caído, somos pecadoras, y tenemos
pensamientos malos y un corazón engañoso: también somos el blanco de
Satanás.
Debemos recordar que las tentaciones vendrán, y Satanás siempre juega
sucio. Él espera hasta que estemos cansadas, deprimidas, desanimadas, con
situaciones no resueltas, o irritadas con nuestro esposo. Y es en ese preciso
momento cuando se presenta la tentación. Por tanto, no podemos quedarnos
desprevenidas: debemos vivir con la armadura de Dios todos las días,
recordando que ninguna de las tentaciones que nos sobrevienen están más allá de
lo que podemos soportar en la fidelidad de Dios (1 Co. 10:13). En el
momento podemos sentirnos débiles, pero debemos recordar que “…mayor es Aquél
que está en ustedes que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).
¿Qué puedo hacer?
Ya sea que te encuentres o no en una situación donde estés sintiendo
atracción por otro hombre que no es tu esposo, quiero compartir contigo algunos
puntos que debes tener en cuenta:
¡Mantén encendido tu radar!
El instinto femenino está bien desarrollado. Presta mucha atención
a si llegaras a percibir cualquier inclinación de otro que no es tu esposo
hacia ti.
Hace muchos años escuché al predicador Steve Brown decir algo muy
sabio: “Cuando reconoces que eres capaz de un pecado, no tienes que
vivirlo en tu vida”. Esto es una forma coloquial para traducir 1 Corintios 10:12 “Por
tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga”. Siempre es
más fácil evitar una caída antes de que las emociones estén envueltas. Las
emociones están dirigidas por las hormonas, y como endocrinóloga les puedo
decir que son sustancias poderosas que dirigen nuestros sentimientos, y para
empeorar las cosas las emociones producidas al principio de una relación son
mucho más fuertes cuando se comparan con la relación que ya está bien
establecida.
Entonces, el peligro está en que el corazón engañoso te hace sentir que
esta nueva relación es mucho mejor que la que ya tienes. Aunque esto sea lo que
sientes debes recordar que no es la realidad. ¡No lo creas!
Cuida tus pensamientos
2 Corintios 10:5 nos
enseña lo que debemos hacer con estos pensamientos pecaminosos, “destruyendo
especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento
de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo”.
Nuestra meta en la vida no es sentirnos bien, sino glorificar a Cristo, quien
nos compró con su sangre y nos hizo su posesión preciada. Ahora bien, si por
alguna razón, ya sientes una atracción, no alimentes esos pensamientos
pecaminosos: somételos a la obediencia de Cristo.
¡Huye!
1 Corintios 6:19 lo
dice bien claro, “Huyan de la fornicación”. No comiences a justificar lo
que estás haciendo: no comiences a dialogar con la persona, ni contigo
misma. El Señor que nos creó reconoce nuestras debilidades, y por esto Él
eligió la palabra huir. En la Biblia vemos como José corrió tan rápido para
apartarse de la esposa de Potifar que dejó su ropa en sus manos. Y no
solamente se apartó de ella, sino que “había huido afuera” (Génesis 39:13). Si estás
disfrutando los elogios de una persona que no es tu esposo, si te encuentras
anhelando verlo, si estás cambiando tu forma de vestir o tu maquillaje para que
él te vea, si te encuentras pensando mucho en él cuando no están juntos, si
estás buscando formas de encontrarte con él, si estás comparando sus fortalezas
con las debilidades de tu esposo, ¡ten cuidado! ¡Huye! Admite que estás en
peligro y distánciate (Mateo 18:8-9).
Corre al Señor
Si reconoces que estás en medio de una situación como esta, no huyas al
vacío: corre al Señor en busca de su perdón y protección. “El nombre del
SEÑOR es torre fuerte, a ella corre el justo y está a salvo” (Proverbios 18:10). Santiago 4:2 nos
recuerda “No tienen, porque no piden”, entonces pide protección sobre tu
matrimonio y por tu fidelidad en el mismo.
Rinde cuentas
Como la carne es débil y nuestras emociones fuertes, busca a alguien
confiable a quien le puedes rendir cuentas. El evangelio nos da la libertad de
humillarnos delante de los demás puesto que todos nos reconocemos como
pecadores en necesidad de un Salvador. Humíllate con esa persona,
admitiendo lo que sientes, y dale el permiso de preguntarte sobre tus acciones
y sentimientos. Esta persona puede orar contigo, y unidas irán al trono de la
gracia. Por supuesto, asegúrate que sea una persona madura en la fe, no alguien
que vaya a menospreciar la tentación o aun apoyar tu pecado.
Pon límites
Una vez más, recuerda que somos débiles. Si sientes una atracción
por alguien que no es tu esposo, debes poner límites radicales. Nunca te quedes
sola con él. Evita la comunicación por teléfono, email, WhatsApp
etc. Nunca le menciones la atracción que sientes hacia él, ni los
problemas que tienes con tu esposo. Mientras más te acerques, más difícil
será alejarte.
Invierte en tu matrimonio
Todos los matrimonios tienen sus tiempos buenos y tiempos difíciles.
Maneja esta situación que estás atravesando con sabiduría. Muchas veces la
razón por la que te sientes atraída a esta persona es, porque lo que él te está
ofreciendo está faltando en tu matrimonio. En vez de acercarte a él para llenar
la necesidad que tienes, aun si la falta es real, usa este conocimiento
obtenido para identificar en qué áreas puedes mejorar tu matrimonio. Esto debe
ser un llamado de atención para ti.
Pídele al Señor que aumente tu deseo por tu esposo. No justifiques
tus sentimientos, y tampoco pienses que lo que está pasando viene como un
regalo de Dios. Dios nunca es autor de pecado (Santiago 1:13), y la voz de
Dios nunca contradecirá su palabra.
Recuerda lo que sentías cuando tu esposo y tú eran novios.
¿Cuáles eran las cosas que tú admirabas? ¿Cuáles fueron las habilidades o
fortalezas que te llevaron a enamorarte de él? Si tienes dificultades con esto,
busca ayuda. Hay formas en las que puedes comunicarle a tu esposo lo que estás
sintiendo sin que él se sienta amenazado.
Quizás es necesario que salgas con tu esposo a unas vacaciones a solas.
Quizás necesitan planear salidas juntos regularmente, como ir a comer o ir al
cine y tener buenas conversaciones. Sean intencionales en planear estos
tiempos. Si no sientes que estás dominando tus emociones, busca consejo de un
profesional cristiano.
Recuerda a Cristo
Más importante que cualquier cosa es que seas intencional en mejorar tu
relación con Cristo. La mejor arma que tenemos contra un ataque espiritual es
el arma espiritual. ¡Ponte la armadura de Dios! (Efesios 6:11). No batalles
en tus fuerzas, sino en las fuerzas de Aquel que tiene el poder. Judas 1:24 nos
recuerda, “Y a aquel que es poderoso para guardarlos sin caída y para
presentarlos sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría”. La muerte
de cristo en la cruz derrotó el poder del pecado sobre nuestras
vidas. Recuerda las verdades del evangelio. Recuerda que eres amada
por Dios en Jesús. Recuerda que la obra de Cristo ha hecho posible que no
tengas que vivir esclava al pecado, y que ese mismo Señor es poderoso para
guardarte. Confía en Él, aférrate a la cruz, huye de la tentación.
Fuente: Catherine Scheraldi de Núñez es la
esposa del pastor Miguel Núñez, y es doctora en medicina, con especialidad
en endocrinología. Está encargada del ministerio de mujeres Ezer de la Iglesia Bautista Internacional. Conduce el
programa Mujer para la gloria de Dios, en Radio Eternidad. Puedes seguirla en Twitter.
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