Las tres razones que llevan a una persona a pensar en el suicidio
Por Charles Raison
Nota del Editor: el
médico Charles Raison, experto en salud mental, es profesor asociado de
Psiquiatría en la Universidad de Arizona, en Tucson.
(CNN) - Me
impresionó terriblemente la noticia del suicidio del famoso director Tony
Scott al brincar del puente Vincent Thomas, en San Pedro,
California. Y no porque conociera a Scott y ciertamente tampoco porque sea raro
que las personas que al parecer “lo tienen todo”, se quiten la vida.
No, me impresioné
porque conozco ese puente.
Durante varios años trabajé como psiquiatra en Los Ángeles y le di psicoterapia a una mujer que conducía por ese puente cada día. El puente se convirtió casi en una tercera persona en nuestro trabajo juntos, pues ella hablaba de él constantemente.
Durante varios años trabajé como psiquiatra en Los Ángeles y le di psicoterapia a una mujer que conducía por ese puente cada día. El puente se convirtió casi en una tercera persona en nuestro trabajo juntos, pues ella hablaba de él constantemente.
Cada mañana y tarde
ella enfrentaba una enorme ansiedad al aproximarse a este momento, ya que
pensaba en detenerse y aventarse del puente. Con tan solo mirar el puente,
sentía que todo su dolor y desesperación se intensificaban y llegó a
representar todo lo que estaba mal en su vida.
Por otro lado, es
una bella estructura, vista desde el aspecto industrial y también a ella le
parecía muy bella, ya que siempre estaba ahí, esperando silenciosamente,
siempre ofreciendo una salida fácil. Cuando las cosas estaban realmente mal, se
desviaba 32 kilómetros de su camino solo para evitar ese puente y la terrible
tentación de saltar o estrellar su auto por la borda.
Afortunadamente mi
paciente esquivó el destino de Scott. Llegó a asimilar un historial de abuso y
su depresión cesó. Se casó y se mudó de Los Ángeles. También yo me mudé, pero
hace algunos años regresé al área de San Pedro para dar una plática y crucé ese
puente sintiendo una mezcla de alivio e inquietud.
Muchos comentarios
en CNN vienen de familiares de personas que se suicidaron. Algunos defienden la
decisión de sus seres queridos y otros dicen que es el mayor acto de egoísmo.
Aunque he pasado mi vida luchando en contra del suicidio, concuerdo con ambos
puntos de vista.
Las razones del
suicidio
Las personas
realizan intentos de suicidio por todo tipo de razones. Algunas veces las
personas desean morir o medio desean morir.
Pero según mi
experiencia, frecuentemente los intentos de suicidio son un grito para pedir
ayuda, o una manera de castigar a las personas con las que están molestos o una
forma en la que buscan controlar una situación. Conozco a varias personas que
consiguieron retener a su pareja y evitar que los dejara, al menos por un
tiempo, al hacer un gesto de suicidio.
En contraparte, la
gente solo se quita la vida por tres razones.
Ocasionalmente la
gente se suicida debido a que enfrenta una condición incurable que solo les
augura un corto futuro lleno de dolor. Aunque muchos especialistas en salud
mental estarían en total desacuerdo conmigo, he visto suicidios justificados en
este sentido. Por ejemplo, conocí a un anciano que, en medio de un insoportable
dolor físico producto de un cáncer inoperable, decidió quitarse la vida cuando
se le había dado una esperanza de vida de 2 o 3 meses.
Ocasionalmente las
personas se suicidan porque se encuentran en un episodio psicótico y creen que
deben morir por alguna razón que no tiene sentido para nadie más. Una vez tuve
una paciente que hizo un intento muy serio de suicidarse porque creía que, si
moría, los misteriosos investigadores privados que estaban siguiéndola dejarían
en paz a su familia. Este tipo de suicidios son desconsoladores, ya que son
inútiles y frecuentemente pueden prevenirse con el tratamiento adecuado.
La gran mayoría de
las personas que eligen métodos para quitarse que casi garantizan el éxito de
lograrlo, como disparar una pistola a la cabeza o aventarse de un puente muy
alto, lo hacen debido a que están perdiendo la batalla en contra de una
depresión severa. Éstos son los suicidios que más nos persiguen y duelen y para
muchos son el tipo más trágico.
Odio el suicidio.
Las tendencias suicidas están presentes en muchas familias que he conocido, y
he conocido a más personas que se ha quitado la vida de las que fácilmente
podía enumerar.
Estaba este chico
tímido que se disparó en la escuela, el jovencito punk que chocó su auto en una
particularmente peligrosa curva, el maravilloso y trabajador padre de familia,
y varios parientes políticos de pacientes.
Y esos son
solamente los casos en mi vida personal. Como cualquier psiquiatra que tiene
que lidiar con gente con enfermedades mentales severas, mi vida está repleta de
memorias de individuos que se lanzaron desde edificios altos, se ahorcaron en
oscuros clósets o se abrieron la garganta con un cuchillo en un jardín.
Pero por mucho que
deteste el suicidio, también lo entiendo. Un comentario repetido en relación a
la muerte de Scott es que no puedes realmente comprender qué lleva a alguien a
quitarse la vida a menos que tu vida haya quedado hecha pedazos por una
depresión muy severa.
Estoy de acuerdo.
Una depresión
severa es, probablemente, el dolor más insoportable que un ser humano puede
aguantar durante un largo periodo. Muchas personas que murieron de cáncer han
escrito elocuentemente sobre cómo el insoportable dolor provocado por sus
tumores palidecía en comparación con el dolor que les provocaba su depresión.
Con cualquier otro
tipo de dolor, la mayoría de las personas pueden mantener cierto sentido de
separación entre ellos y el dolor que sienten. Por horrible que sea, el dolor
se localiza en una pierna, un brazo, en la cabeza o en el estómago. Pero aún
existe un “ellos” que está separado de esa sensación de miseria.
La depresión es
diferente. Debido a que es en esencia un trastorno de percepción, provoca que
uno vea al mundo entero como dolor. Se siente dolor dentro, pero también se
siente por fuera.
Cuando una persona
está deprimida, el mundo entero parece estar perturbado y afligido, así que no
hay hacia dónde escapar. Y éste hecho hace del suicidio una idea tan seductora,
ya que parece ofrecer una opción de escape.
Hay al menos dos
razones por las que el suicidio provocado por una severa depresión es tan
horrible y trágico. Primero: aunque nuestros tratamientos contra la depresión
distan mucho de ser perfectos, han demostrado ser efectivos y han ayudado a una
vasta mayoría de las personas deprimidas a que se sientan lo suficientemente
bien como para olvidar la idea de quitarse la vida.
E incluso cuando el
tratamiento no es particularmente efectivo, la depresión frecuentemente cede a
su propio ritmo. No se trata de un cáncer incurable que garantiza un breve
futuro de dolor intolerable. La gente deprimida se quita la vida por razones
que hubieran podido resolver de haber aguantado un poco más.
La otra razón son
las terribles penas que dejan sobre sus familias y seres queridos. Los niños
sufren especialmente. Crecen preguntándose por qué, o si habrían podido hacer
algo, o si deberán luchar contra esas mismas ideas.
Pienso en las
personas que he conocido que se han visto en esta situación. Más de una vez he
hecho sentir culpables a los pacientes suicidas para evitar que se quiten la
vida, en nombre del bienestar de sus hijos, y lo he hecho con la conciencia
tranquila.
Tal vez jamás
sepamos por qué Scott aparentemente se quitó la vida, pero podemos estar seguros
que su familia y amigos pasarán muchos años preguntándose qué podrían haber
hecho para protegerlo. Esto es parte del doloroso legado que deja el suicidio.
De hecho, incluso
para los psiquiatras puede ser difícil predecir cuando alguien está en alto
riesgo de suicidio. En parte se debe al hecho de que muchas personas que
realmente desean quitarse la vida no lo dicen y simplemente lo hacen. También
se debe a que el suicidio es frecuentemente un acto impulsivo provocado por un
agudo e impredecible incremento en la ansiedad y desesperación que uno no puede
prever con antelación.
Qué hacer para ayudar
Qué hacer para ayudar
Para las familias y
amigos que están preocupados por el potencial suicidio de alguno de sus seres
queridos, hay algunos consejos.
Primero: Los
varones más viejos son mucho más propensos que otras personas a suicidarse.
Segundo: La gente
que se suicida frecuentemente le notificará su deseo a alguien. Cualquier
información sospechosa debe tomarse con total seriedad y se debe buscar
mantener a esa persona segura, además de darle tratamiento inmediatamente.
Tercero: Aun en
contra de los deseos de la persona, todo objeto que pueda servir para cumplir
su objetivo de suicidio debe retirarse. Las armas de fuego deben sacarse del
hogar y los medicamentos controlados llevarse a otro lado.
Cuarto: Los estudios realizados en los últimos 20 años sugieren que la
ansiedad es el mayor riesgo a corto plazo para que las personas deprimidas
intenten suicidarse. Si un ser querido con depresión empieza a hacer cosas que
sugieran que está siendo consumido por terror, pánico o pavor (como caminar de
un lado a otro), el riesgo de suicidio se dispara.
Finalmente, no es
verdad que hablar acerca del suicidio incremente la probabilidad de que ocurra.
De hecho, los estudios sugieren lo contrario.
Así que si un ser
querido tuyo está deprimido y está batallando con la voluntad de vivir, una de
las mejores cosas que puedes hacer, además de darle atención de salud
inmediata, es mantenerte en contacto constante y actuar inmediatamente si se
nota que su deseo de morir se intensifica.
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