Argentina
vota dividida la despenalización del aborto
La Cámara de
Diputados decide si da media sanción a una ley de interrupción del embarazo
hasta la semana 14. Miles de personas a favor y en contra se movilizan frente
al Congreso
La
profunda división de la sociedad argentina sobre la despenalización del aborto
se exhibe este miércoles en el centro de Buenos Aires. Desde la medianoche, una
corredor vallado corta en dos la plaza del Congreso. A la izquierda se
manifiestan quienes se oponen al aborto. A la derecha, los partidarios de que
esa práctica deje de hacerse en la clandestinidad y sea legal, segura y
gratuita. Ambas movilizaciones se anticipan multitudinarias y acaloradas. A
metros de allí, dentro de la Cámara de Diputados, los 257 legisladores votan un proyecto de ley que
legaliza la interrupción del embarazo hasta la semana 14 y
extiende el plazo en casos de violación, riesgo de vida para la madre y
malformación fetal. La sesión se prevé maratónica y con final abierto. De
aprobarse, aún faltaría superar un último obstáculo: el Senado.
El aborto es
ilegal en Argentina excepto si la vida de la madre corre
peligro o el embarazo es fruto de una violación. La legislación, que se remonta
a 1921, contempla penas de cárcel de entre uno y cuatro años para aquellas
mujeres que interrumpan su embarazo. Los diputados que han hecho pública su
oposición a cambiar la ley han sido siempre mayoría, pero la diferencia se ha
estrechado en los últimos días. Según el recuento de Economía
Feminita, en la víspera de la votación 119 diputados estaban a favor
de despenalizar el aborto, 120 en contra y 2 iban a abstenerse. Al inicio de la
sesión, por primera vez se había invertido el cómputo: 122 a favor, 118 en
contra, 14 sin confirmar, 1 abstención y 2 ausentes. La balanza la inclinarán
la decena que hasta hoy se habían declarado indecisos.
La
fractura social y política alcanza incluso a los partidos políticos. Excepto la
izquierda, con una postura unánime a favor del aborto, los demás bloques están
divididos. En Cambiemos, la coalición conservadora encabezada por Mauricio
Macri, casi dos tercios se oponen a la ley. En el kirchnerista Frente para la
Victoria, 53 de sus 59 legisladores votarán a favor. El único diputado
socialista de Argentina, Luis Contigiani, renunció al partido, aunque no a su
banca, tras la catarata de críticas internas que recibió al anunciar que su
voto será negativo.
Uno
de los que había mantenido su voto oculto, José Ignacio de Mendiguren, del
Frente Renovador, rompió el silencio antes de entrar a la Cámara. "No
puedo obstaculizar que se pueda acceder a esta atención que todas esas mujeres
necesitan", dijo el diputado, dando a entender que pensaba votar a favor
de la ley. Sus palabras pusieron en evidencia el debate interno que atravesó a
muchos detractores. "Tomé la decisión en soledad. Tengo mis convicciones,
pero recorrí el país y vi que en la clandestinidad suceden cosas espantosas. La
decisión de abortar ya está tomada, nadie la toma mirando el código penal. Y
cuando las mujeres la toman están solas", dijo De Mendiguren.
"No venimos a
discutir sobre despenalización, este proyecto es una legalización
irrestricta", denunció en el hemiciclo el diputado oficialista Nicolás
Massot, muy crítico con la ley. "Es un dilema moral, jurídico e
ideológico; por eso hay que tener cuidado y no caer en los facilismos de
tirarnos con las muertes por la cabeza", agregó. "Hay una revolución
de las hijas que llegó para quedarse. Pasemos a la historia por garantizar
derechos, no votemos contra las mujeres. Tenemos que garantizar el derecho
humano a la salud pública", le contestó minutos después la legisladora
kirchnerista Mayra Mendoza.
Uno de los
discursos más duros fue el de Victoria Donda, diputada de Libres del Sur.
Nacida en un centro clandestino de detención de madre desaparecida y nieta
recuperada por las Abuelas de Plaza de Mayo, recordó el modelo de mujer que,
según dijo, aún arraiga en la sociedad argentina. "Que programa más
perverso aquel que nos llevó a tener mujeres secuestradas para parir como si
ese útero fuera un botín de guerra y el resultado del utero, que eran los bebes
que nacían vivos, también éramos un botín de guerra", dijo.
Fuera del edificio
legislativo, las vallas colocadas por la policía en la plaza para dividir a los
dos bandos sólo resistieron hasta las seis de la tarde. Las abrieron las miles
de manifestantes pro aborto legal, en su mayoría chicas adolescentes, que se
apiñaron durante horas en el lado derecho que se les había sido asignado. En
ese momento ocuparon también el centro, que iba a permanecer vacío.
"Saquen sus rosarios de nuestros ovarios", "Es mi cuerpo, yo
decido", "No es aborto sí, aborto no, es aborto legal o
clandestino", eran algunas de las consignas más repetidas por la marea
verde. Desde la mitad de la plaza, decenas de jóvenes se subieron a las vallas
para agitar sus pañuelos frente a los opositores a la ley y cantar una y otra
vez:- Aborto legal en el hospital.
En el lado derecho
de la plaza, una multitud inferior en número coreaba "Sí a la vida, no al
aborto" mientras agitaba al aire banderas argentinas, globos rosas y
pañuelos celestes. Padres y madres con sus hijos, monjas y sacerdotes
participaron de cadenas de oración para pedir el freno de una ley que consideran
"aberrante". "Cuídate antes de actuar, no es necesario que
abortes", "Matar no es un derecho", "Adoptar es la
opción", podía leerse en las pancartas desplegadas por los antiabortistas.
Desde el regreso de
Argentina a la democracia, en 1983, el proyecto de ley a favor de la
despenalización del aborto se presentó siete veces en el Congreso, pero nunca
había logrado cruzar la puerta. Bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, Argentina fue
el primer país latinoamericano en aprobar el matrimonio homosexual, en 2010, y
en tener una ley de identidad de género, en 2012. Pero Fernández de Kirchner
siempre se cerró en banda con el aborto. Su sucesor, Mauricio Macri, también se opone. Sin
embargo, la presión social y la necesidad de desviar la atención de la incierta
situación económica influyeron en la decisión presidencial de
permitir el debate.
Entre abril y mayo,
más de 700 oradores a favor y en contra del aborto legal pasaron por el
Congreso. Mujeres que relataron su experiencia al abortar, obstetras,
genetistas, científicos, psicólogos, ministros, exministros, escritoras,
cineastas y famosos expusieron sus argumentos en comisiones parlamentarias.
Cada bando aplaudió y viralizó las mejores intervenciones. La novelista Claudia
Piñeiro instó a los partidarios del derecho a decidir a no dejarse "robar
la palabra vida" en un emotivo discurso que se retuiteó miles de veces.
También fue muy celebrada la exposición del ministro de Sanidad, Adolfo Rubinstein,
que aportó cifras del descenso de la mortalidad materna en los países donde la
interrupción voluntaria del embarazo es legal. Entre los opositores, conmovió
el testimonio de Lorena Fernández, residente de una villa miseria en el centro
de Buenos Aires que relató con crudeza el aborto que se hizo con 16 años por
petición de sus padres y aseguró que para ella "un aborto es matar".
El debate
parlamentario ha roto el tabú que existía en Argentina y decenas de mujeres han confesado
por primera vez que en algún momento de sus vidas se negaron a ser madres o a
tener un hijo más. Según estimaciones citadas por Rubinstein, entre
350.000 y 450.000 mujeres abortan cada año en Argentina. En
"El aborto es
un tema de salud pública, no de creencias religiosas", dicen los
defensores de la ley, que instan a los diputados a evitar más muertes por
abortos clandestinos y a "hacer historia". "El aborto no es la
solución. 2016, 47.000 gestantes requirieron atención hospitalaria por
complicaciones derivadas de interrumpir un embarazo y 43 fallecieron. Salvemos
las dos vidas", replican desde enfrente. Desde pantallas gigantes
instaladas a ambos lados, cada bloque sigue el debate con el corazón en vilo.
La sesión puede superar las 18 horas y se estima que la votación llegará a
primera hora del jueves. Entonces se sabrá si Argentina ha dado el primer paso
para volver a colocarse a la vanguardia de Latinoamérica.
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